"Hay muchas chicas que quieren este título y hacen lo que sea por obtenerlo". Camila Solórzano, la tucumana recientemente elegida como Miss Universo Argentina, habla desde la autoridad que da la experiencia.
En los concursos de belleza de los que participó ha visto y oído de todo, como aquella chica que se encaprichó con el vestido que ella estaba usando y a la cual, finalmente, tuvo que cedérselo. En medio de esa tensión de la que, entre otros ingredientes, está compuesto el mundo de las modelos y los certámenes, la taficeña emerge victoriosa.
"Yo demuestro lo que tengo y hago lo posible para ser elegida, siempre cuidándome y siendo educada", contesta la joven, de 23 años, ante la clásica pregunta de cómo sedujo al jurado. "He visto en los concursos chicas a las que no le importaba nada, que adentro de la habitación del hotel eran una cosa y afuera, otra. Y los jueces se dan cuenta de eso".
Sin desdeñar la personalidad, mucho habrán tenido que ver también en su elección la escalera interminable de sus piernas, los rasgos excéntricos de su rostro y la noche eterna de su pelo.
Con todo ese potencial para ofrecer, Solórzano viajará en diciembre a Las Vegas, donde competirá por el título mundial, el 19 de ese mes. "No conozco esa ciudad, pero pude ver que es todo muy lindo... ¡y que la gente de la organización nos tendrá como reinas!". Tucumán la esperará con la corona. LA GACETA ©